Parece evidente que el porcentaje ideal de dinero que
deberíamos ahorrar de nuestros ingresos sería "cuanto más mejor".
Aún así, es bueno definir un porcentaje exacto mínimo para no caer en eso de
"este mes no puedo. El mes que viene guardaré el doble". Cualquier
asesor financiero nos diría que el porcentaje ideal de ahorro sería de un 10 ó
20% de nuestros ingresos.
Estableciendo ese porcentaje mínimo y obligándonos a
ahorrarlo, la propia psicología nos haría el no tener a lo largo del mes
algunos gastos innecesarios. ¿Qué hacer cuando algún mes multiplicamos
nuestros ingresos?. La respuesta es sencilla, y es que no debemos aumentar
el gasto al podernos permitir gastar mas ese mes. Todo lo contrario, y es que
debemos aumentar el porcentaje de ahorro o destinar íntegramente el dinero
extra a nuestra cuenta de ahorro. ¿Por qué hacer esto?
La palabra austeridad está muy de moda. Es lo que se le
pide a los Gobiernos en época de crisis, cuando lo cierto es que se debería
haber sido austeros mucho antes. Como se suele decir, el ser austero cuando nos
podemos permitir gastar (Austeridad voluntaria), nos libra de ser austeros por
necesidad más adelante (Austeridad obligatoria).
Partimos de la base de que para muchos es una utopía el
poder ahorrar hoy día, ya que a duras penas consiguen poder hacer frente a las
deudas que ya se tienen.
Del mismo modo, entendemos que hablamos de porcentaje
para rentas bajas, ya que se suele pensar que las rentas medias y altas pueden
gastar más al ganar más. Ese pensamiento es el que provoca que antiguas rentas
medias y altas, hoy día estén dentro de las "rentas endeudadas".
En primer lugar necesitamos lo que denominamos un fondo
de emergencia. Este fondo debe estar en una cuenta líquida y únicamente
debería ser usado para situaciones extremas, como pérdida de trabajo o
emergencias de cualquier índole. Debe ser una cantidad de dinero, la cual nos
pueda permitir subsistir durante 3-6 meses en caso de no percibir ningún
ingreso durante ese tiempo. Puesto que en ocasiones algunas personas que tienen
dinero invertido, deben sacarlo para hacer frente a imprevistos, este fondo
ayudaría a no tener que tomar una decisión de este tipo, ya que el quitar una
inversión puede provocarnos una penalización (en caso de renta fija) o sacar un
dinero con minusvalía (en caso de renta variable).
Para acelerar la creación del fondo de emergencia podemos
recurrir a los viejos trucos de ahorro que, de paso los podemos aplicar para
conseguir aumentar nuestra cifra de ahorro:
•
Abrirnos una cuenta de ahorro
remunerada.
•
Vaciar el cambio, las vueltas, las
monedas pequeñas cada noche en un frasco.
•
Echarle un ojo a los cupones de
descuento en productos de primera necesidad.
•
Disminuir o deshacernos de hábitos como
alcohol y tabaco.
•
Buscar alguna de las formas de ganar un dinero
extra. (En post anteriores del blog)
•
Retraso de vacaciones, cambiar el lugar
de vacaciones a un sitio más cercano y económico o, anular las vacaciones.
•
Vigilar esos pequeños gastos diarios a
los que no damos importancia.
•
Si te gusta estar a la última en
tecnología, de acuerdo, pero no seas de los primeros en probar el último
modelo, ya que en poco tiempo podrás adquirirlo con un cuantioso descuento.
•
Si tenías pensado comprar otro
vehículo, hazte algunas preguntas: ¿Es totalmente necesario?, ¿mi actual
vehículo funciona correctamente y no tengo gastos de taller?
•
etc....
En definitiva, se trata de hacer un esfuerzo
considerable, pero este esfuerzo debe realizarse trazando un plan lo más
definido posible, con números claros y concretos. Debemos aplicar la economía
empresarial a la economía doméstica, ya que a fin de cuentas, ambas economías
se basan en ingresos, gastos y beneficio.
Después los siguientes pasos consistirían en sacarle el
máximo rendimiento a nuestros ahorros, bien sea en inversión en renta fija o
renta variable, según nuestro perfil de riesgo o conocimientos acerca de las
inversiones, aunque lo primordial para comenzar es la "materia prima"
(los primeros ahorros).
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